La recién finalizada huelga del sector educación deja una huella imborrable que, de paso, coloca a muchos educadores en el escalafón más bajo de la popularidad.

El problema es que se trata de miles de ellos que, durante 90 largos días, no trabajaron, pero sí extendieron su mano para cobrar el salario y, en pocos días, el aguinaldo.

El mayor esfuerzo de estos educadores, imagino, lo hicieron en las clases de zumba y aeróbicos que sus sindicatos pagaban para entretener a esos funcionarios que “luchaban” contra el plan fiscal, hoy convertido en ley.

El golpe a la reputación de los educadores -y aquí pagan justos por pecadores- es enorme y casi irreversible. Su grito de guerra esta vez no tuvo eco entre los padres de familia ni el resto de la población.

Con esta huelga, los educadores ensuciaron su profesión, afectaron a sus estudiantes y fallaron enormemente como formadores.

Utilizaron espacios públicos para denigrar con ofensas a sus jefes, gritaron mentiras frente al Ministerio de Hacienda, se rehusaron a negociar con el Gobierno y, como si fuera poco, levantan el movimiento para disfrutar de sus (in)merecidas vacaciones.

Ese último argumento -que sin duda alguna es una desfachatez- terminó de cavar la tumba de profesores y maestros por culpa de sus líderes sindicales.

Así como esos dirigentes gritaron tantas veces durante las marchas que el pueblo ya no es tonto, hoy esa frase se las devuelve el propio pueblo.

Es tan corrupto no pagar impuestos como cobrar un salario por no trabajar. ¿Dónde quedaron los valores y la moral de esos funcionarios? Habrá que ir a buscarla allá por el lugar más bajo y oscuro de este mundo.

Los primeros días de huelga (incluso el primer mes) se puede decir que el movimiento tenía su razón de ser porque aún no se había decidido nada. Sin embargo, conforme pasó el tiempo y los diputados -en su mayoría-decidieron (como representantes del
pueblo que los eligió) el futuro económico del país, había que entender que la huelga era inútil.

Y al entender es realidad había que retornar a los trabajos y continuar con la educación de miles de niños y muchachos. Jamás quedarse en la casa y mucho menos de vacaciones por el mundo.

El despido de seis educadores es un claro ejemplo de que en esta huelga actuaron mal. Y no fueron solo esos seis. Hay más, muchos más.

Algunos tomaron un avión y otros se fueron a disfrutar de la playa, la montaña o el viernes negro en Golfito.

Todo lo ocurrido a partir del 10 de setiembre anterior, fue vergonzoso. Las medallas de los educadores cayeron por los suelos y hoy el país repudia su actuar.

Una pena que el curso lectivo que finaliza la próxima semana, cierre de tan indecorosa forma. Sin orgullo, respeto ni dignidad.

A los educadores que no se unieron a la huelga y aquellos que lo hicieron, pero entendieron que tenían que regresar a las aulas para cumplir con su compromiso ético y profesional, nuestra felicitación.

Pero para aquellos que hasta hoy regresan a las aulas, después de 90 días de “huelga”, nuestro rechazo.

La visibilidad de la huelga fue solo durante unos días, pero después las manifestaciones y concentraciones desaparecieron por completo. ¿Qué se hicieron durante todos estos días? ¿Se los tragó la tierra? ¿O acaso sufrieron dolores musculares a causa de la zumba y los aeróbicos?

Esta huelga deja, entre lo que se puede rescatar, una lección para todos. No hay que dejarse llevar por lo que algunos piensan y transmiten, sino que como seres pensantes debemos informarnos por nuestros propios medios, pues no todo lo que dicen los líderes es verdad.

Aunque es casi imposible, esperemos que las secuelas de la huelga y de las clases de zumba no afecten el arranque del curso del próximo año.

Y de paso, les pedimos que también nos compartan los nuevos horarios de esas movidas lecciones de zumba que tendrán en vacaciones.

2 COMENTARIOS

  1. Que falta de profesionalismo quesque de este PERIODISTA. Da pena ajena leer esta opinión de Adrián Meza Granados de AMPrensa.com, comprendo a una persona que no terminó la enseñanza primaria referirse a los docentes como lo hace este payaso, pero a un periodista?. Es que este sujeto no estudió en Costa Rica? O nunca terminó la enseñanza secundaria? Que verguenza me daria a mi si yo fuera su profesor de Cívica ya que este ignorante desconoce las leyes de Costa Rica y la Constitución Política. No creo que la UCR le diera un titulo de periodista o será de los cientos de malos profesionales que estudiaron en una de las tantas universidades de garage. Tenia un concepto diferente de AMPrensa.com, pero ya veo que es igual de basura a los otros medios de desinformación que hay en Costa Rica.

  2. Este artículo es una basura… Lleno de mentiras… Es muy fácil manipular a las masas con ese nivel de «análisis».

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