Redacción- El suicidio es la tercera causa de muerte entre adolescentes en Costa Rica desde el año 2015, según datos del Organismo de Investigación Judicial (OIJ).

Esta problemática se ha convertido en un asunto de de salud pública que debe atenderse con prontitud.

“El suicidio se puede prevenir cuando hablamos del tema. Es fundamental que en todas las instituciones educativas se pueda hablar y analizar a profundidad, sin estigmatizar, minimizar, ni victimizar a las personas, sino verlo como una realidad presente en nuestra sociedad con la cual debemos trabajar. Todo esto es muy importante, porque un mal manejo de este tema puede generar lo contrario: suicidios consumados o una seguidilla de intentos”, afirmó Jorge Robles, vocero del Colegio de Profesionales en Orientación (CPO).

Se estima que por cada persona joven que comete un suicidio, hay 20 personas más que lo han intentado. En la mayoría de los casos los suicidios no pasan sin ninguna advertencia, normalmente ya se han manifestado algunas señales que podrían dar indicios de esta situación.

Los profesionales en Orientación proponen el modelo CASA, por lo que sus siglas significan.

Cambios radicales en su comportamiento, en sus hábitos alimenticios, tras- tornos del sueño etc.

Amenazas: cuando un joven empieza a manifestar amenazas verbales, escritas o que comparta el deseo de quitarse la vida. Pueden ser incluso alertas no verbales, por ejemplo, deshacerse de sus pertenencias o incluso el descuido físico.

Sentimientos: tristeza, dolor, culpa, vergüenza, dolor, desesperanza, invalidez. Son muchos de los sentimientos comunes de personas con pensamientos suicidas. Se sienten ensimismadas y muy solos.

Acciones: Inician consumos de drogas, alcohol, pandillas, problemas con autoridades. Estas son solo algunas señales que nos pueden dar luz de que algo está pasando.


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¿Cómo deben afrontarlo los padres de familia?

 Según Ana Luisa Guzmán, profesional en Orientación y especialista en Logoterapia, el acercamiento, la comunicación y la reacción que tengan los padres de familia será vital para lograr sacar adelante a las personas menores de edad.

“Debe ser una escucha empática, no juzgar, no señalar, ni desacreditar, hablar asertivamente desde nuestra posición de adultos, no minimizar lo que la persona está sintiendo porque ese es el detonante que está llevando a tener esos pensamientos. Aunque lo veamos nosotros como insignificante, es una situación para la persona de vida o muerte” explicó Guzmán.