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Rutas Naturbanas pone en práctica el Plan de Descarbonización

Primer tramo entre San Francisco de Goicoechea y barrio Tournón ya está habilitado

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Foto: Fines ilustrativos.
  • Iniciativa promueve la movilidad sostenible, apuesta por la construcción verde y recupera espacios urbanos a partir de la rehabilitación de los ecosistemas naturales

Redacción- Costa Rica es reconocida internacionalmente por su sistema de áreas de conservación que permite proteger el 26% del territorio nacional, también por haber revertido la deforestación y contar con una cobertura forestal que abarca la mitad del país así como por tener una matriz eléctrica basada, en más del 90%, en fuentes renovables como agua, sol y viento.

“Sin embargo, también tenemos una agenda un poco olvidada que es la agenda urbana o la agenda gris. Ya es hora de rescatar esta agenda para darle calidad de vida a la población”, manifestó Rolando Castro, viceministro de Energía del Ministerio de Ambiente y Energía (MINAE).

Lo bueno, según Castro, es que las cosas están cambiando y, poco a poco, la apropiación del espacio urbano está conduciendo hacia eso. “Rutas Naturbanas es un buen ejemplo”, dijo el viceministro.

Rutas Naturbanas es una iniciativa que pretende conectar 25 kilómetros de la ciudad de San José a través de caminos peatonales y ciclovías en orientación Este a Oeste, utilizando como ejes a los ríos Torres y María Aguilar.

El diseño original, presentado en 2016, marca el inicio de la ruta por el eje del río Torres en las instalaciones deportivas de la Universidad de Costa Rica en Sabanilla, pasando por el Polideportivo de Aranjuez, el Parque Zoológico Simón Bolívar en barrio Amón, el Mariposario Spyrogira en San Francisco de Goicoechea, el Ministerio de Trabajo en barrio Tournón, siguiendo por el Museo de los Niños hasta llegar al Parque Metropolitano La Sabana.

De hecho, La Sabana es el punto de encuentro con la ruta que utilizará el eje del río María Aguilar.

Después de La Sabana, siguiendo por el María Aguilar, se continuará hacia el Polideportivo de Hatillo, pasando por la Estación del Pacífico, el Parque de la Paz, el centro comercial Multiplaza del Este y se culminará en las cercanías de la sede de la Universidad Autónoma de Centro América (UACA) en Curridabat.

“Se busca crear vías de uso compartido para que las personas puedan caminar, correr, pedalear y patinar, promoviendo la apropiación de los ríos urbanos, su regeneración y preservación”, se lee en la justificación del proyecto que es un esfuerzo conjunto de SUM Consultores, el Proyecto de Paisaje y Arquitectura Regional (PPAR) y los colectivos ciudadanos Río Urbano, Chepecletas, GAM Cultural, Fundación Árboles Mágicos y Asociación Amigos del Torres.

De hecho, estas actividades ya son posibles en el primer tramo que se inauguró el pasado 15 de enero, el cual conecta San Francisco de Goicoechea con barrio Tournón a través de un sendero peatonal de 200 metros que deja ver el río Torres.

Para Castro, Rutas Naturbanas no solo está aportando al rescate de la agenda urbana. También está ayudando en la descarbonización y, con ello, suma al cumplimiento de las metas climáticas que se propuso Costa Rica ante el Acuerdo de París, que es el tratado internacional que pretende regular el cambio climático.

“El Plan Nacional de Descarbonización no es el plan de un gobierno, es el plan de un país. Todos tenemos que apropiarnos de él y este proyecto de Rutas Naturbanas refleja como las alianzas público-privadas buscan apropiarse de esa visión”, resaltó Castro.

El Plan Nacional de Descarbonización consta de 10 ejes de acción que permitirán alcanzar las metas propuestas al año 2050. Los esfuerzos enmarcados en Rutas Naturbanas contribuyen con tres de esos ejes.

Eje 1: movilidad sostenible y baja en emisiones

El transporte es el responsable del 40% de las emisiones del sector energía porque, precisamente, consume el 61% de los hidrocarburos. Dentro de este sector, el parque privado es el mayor emisor, ya que circulan alrededor de 1,6 millones de vehículos por las calles costarricenses.

Según el Programa Estado de la Nación, las presas tienen un costo de 590 millones de dólares debido a la pérdida de tiempo y, por tanto, de productividad. Esto sin tener en cuenta los costos en salud, ya que las partículas que se desprenden de la combustión de la gasolina y el diésel contaminan el aire y causan enfermedades respiratorias.

Por ello, el Plan Nacional de Descarbonización apuesta a la movilidad sostenible para reducir las emisiones que causan el calentamiento global y mejorar la calidad de vida de las personas. Al 2050, según el primer eje del plan, se aspira a un incremento de -al menos- el 10% de las movilizaciones no motorizadas en el Gran Área Metropolitana (GAM).

¿Qué son movilizaciones no motorizadas? Pues aquellas que se centran en el peatón, en primer lugar, seguido de los medios activos como las patinetas, los patines y las bicicletas. Allí es donde los circuitos de Rutas Naturbanas hacen su contribución, ya que ofrecen espacios seguros, iluminados y con las facilidades para poder optar por estos medios de transporte que son cero emisiones.

Por ejemplo, el tramo San Francisco de Goicoechea-Tournón consta de 400 metros entre escalinatas y un sendero de 200 metros que corre paralelo al río Torres. En uno de los puntos, se dispuso un parqueo de bicicletas para que las personas dejen allí el vehículo rentado y pueda seguir a pie. También hay bancas tanto para descanso como para contemplar el paisaje. Se cuenta con iluminación y cámaras, provistas por el nuevo edificio del Banco Central, para así incrementar la seguridad.

Se proyecta que el siguiente tramo a estrenarse conecte Uruca con Sabana Norte. En este caso serán 2,4 kilómetros e igualmente tendrá senderos peatonales y espacios para movilizarse en patines, patineta y bicicleta. La primera etapa, que consta de 300 metros, se empezará a construir en este 2020 y los restantes 2,1 kilómetros se irán construyendo por etapas para concluir en 2021.

Según Alonso Briceño, director de Río Urbano, el tramo iniciará cerca de la plaza de la Uruca, pasando por el hotel Barceló San José para conectar, al otro lado del río, con Sabana Norte en una franja de terreno donde yace el barrio Las Luisas.

“Los vecinos de ese barrio, en este momento, están atrapados entre la pista y el río. Si quieren ir a la Uruca tienen que dar una gran vuelta por La Sabana y lo que se quiere, con este tramo, es solucionar también eso. Hay una serie de barreras que se han creado en la ciudad que, de alguna manera, Rutas Naturbanas busca sortear al crear conectividad física, ecológica, social y económica por todas las oportunidades que pudieran surgir a partir del proyecto”, comentó Briceño.

El otro tramo que está previsto consta del kilómetro comprendido desde el puente de Los Incurables, en el límite entre Guadalupe y barrio Escalante, pasando por el Colegio México y el Polideportivo de Aranjuez para conectar con barrio Otoya, luego cruzar el río para conectarse con San Francisco de Goicoechea y, finalmente, enlazar con el tramo ya existente en barrio Tournón. En 2017, H.Solís anunció que financiaría ese kilómetro.

Eje 5: construcción sostenible

El quinto eje del Plan de Descarbonización se centra en desarrollar edificaciones de uso comercial, residencial e institucional bajo estándares de alta eficiencia. La meta, al 2050, es que el 100% de las nuevas edificaciones cumplan criterios de sostenibilidad.

El primer tramo de Rutas Naturbanas fue posible porque los desarrolladores e inversionistas del nuevo edificio del Banco Central contemplaron este sendero peatonal dentro del diseño del inmueble y cedieron ese espacio para uso público.

Este edificio fue desarrollado por el Fondo de Inversión de Desarrollo de Proyectos de
Infraestructura Pública, administrado por BN Fondos, y contó con la consultoría arquitectónica de Daniel Lacayo & Asociados mientras que el diseño de las áreas verdes estuvo a cargo de la firma TPA Paisajismo.

El primer criterio de sostenibilidad que cumple es que toma en cuenta el entorno como protagonista y eje central de la propuesta de diseño. En este sentido, el edificio da la cara al río Torres.

“La idea era hacer un edificio de baja altura, seis niveles, para que todas las personas que lo iban a habitar disfrutaran de las vistas al río y a sus áreas de protección, las cuales fueron intervenidas para limpiarlas e incrementar la masa verde. El edificio se ubica en el centro del terreno, con amplias fachadas de vidrio y una geometría que permite diversas vistas hacia el río, siguiendo su trazo sinuoso”, explicó el arquitecto Ramón Rappaccioli, quien es socio director de Daniel Lacayo & Asociados, en un comunicado de prensa.

Asimismo, el edificio cumple con varias características de la arquitectura bioclimática que aprovecha los recursos naturales disponibles -como el sol, la vegetación y el viento- para solucionar temas de iluminación y ventilación, esto con el fin de disminuir los impactos ambientales.

Por ejemplo, el nuevo edificio del Banco Central no solo está orientado para aprovechar la luz y el viento sino que cuenta con una serie de vidrieras que sacan el mayor provecho a las horas diurnas. Asimismo, se instaló un sistema inteligente de luminarias LED que adaptan su intensidad a la cantidad de luz natural disponible, lo cual deriva en ahorros.

En los techos de los parqueos se instalaron zonas verdes que ayudan a disminuir las superficies pavimentadas, lo cual evita el recalentamiento del techo y ayuda a refrescar el ambiente bajo este.

Igualmente, en el techo superior se instalaron paneles solares que solventan el 15% de la energía que consume el inmueble. De hecho, en los parqueos existen espacios preferenciales para vehículos de tecnologías bajas en emisiones y algunos cuentan con centros de carga para carros eléctricos.

También se construyeron parqueos para bicicletas y se dotó al edificio de espacios con duchas para así favorecer el uso de la bicicleta como medios de transporte entre los empleados del Banco Central.

Como parte de la infraestructura verde, se construyeron tres lagunas cuyo objetivo es captar el agua de lluvia. Una parte de esta se emplea en los servicios sanitarios y el resto queda almacenada para, poco a poco, irla liberando al río sin que este sufra una sobrecarga.

Parte del tramo Uruca – Sabana Norte, a cargo de las empresas RC Inmobiliaria y Garnier & Garnier, también está relacionado a proyectos inmobiliarios y comerciales que también pretenden sumarse a esta tendencia de construcción verde.

Eje 10: Conservación de ecosistemas y biodiversidad

“Creemos que podemos volver a tener naturaleza sana en la ciudad. Por eso, nuestro concepto no solo busca tener una ruta al lado del río sino generar circuitos que conecten las áreas verdes con espacios públicos y zonas de interés dentro de la ciudad”, explicó Dana Víquez, vicepresidenta de Rutas Naturbanas.

Allí es donde el proyecto coincide con el décimo eje del Plan Nacional de Descarbonización, el cual está dedicado a la cobertura forestal, la biodiversidad y los servicios que brinda el medio ambiente a las personas. De hecho, al 2030, se aspira lograr una cobertura forestal del 60% del territorio (actualmente es 52,4%); esto con el fin de consolidar corredores biológicos e incrementar la disponibilidad de áreas verdes para la recreación.

Esa meta incluye a la urbe con sus parques y corredores biológicos interurbanos. El reto es grande ya que, actualmente, solo el 6% del suelo capitalino está destinado a áreas verdes.

“Tenemos que repensar la ciudad. En el paisaje latinoamericano no podemos ver la naturaleza urbana como un tema aparte. Debemos co-habitar con ella. Por eso, para salvar un río, debemos involucrar a la ciudadanía, que las personas se apropien de sus plantas, su limpieza”, comentó Víquez.

Por esa razón, Rutas Naturbanas empieza su trabajo involucrando a las comunidades. “No podemos ver la parte natural ajena a la gente, por eso es importante que estos espacios se vuelvan cotidianos para que se valoren. No se puede amar lo que no se conoce, de ahí la importancia de incorporar el río en el imaginario de la gente”, agregó Alonso Briceño, director de Río Urbano.

Asimismo, para Briceño, también se presenta una oportunidad para involucrar a las comunidades en temas de sostenibilidad. “Si las comunidades están bien, los ríos van a estar bien. No solo se trata de darle la cara al río, sino también cambiar nuestros hábitos y la relación que tenemos con la naturaleza”, dijo el arquitecto.

A nivel técnico, el proyecto organiza recorridos para inventariar las especies de flora y fauna presentes en el ecosistema ribereño y cercanías, así como el estado en el que están. Después se hace un análisis para determinar la vegetación nativa, ya que esta será clave en la intervención.

“Muchas personas no se dan cuenta de que San José tiene quebradas y ríos o, cuando los logran ver, estos están sucios. Pero, los ríos son resilientes. Pueden superar esto, salir fortalecidos y mejor que antes”, recalcó Víquez.

De hecho, y a pesar de su contaminación, el río Torres exhibe un bosque secundario donde viven aves, zorros pelones, iguanas, osos perezosos y ranas. En sus aguas aún se ven peces pequeños y caracoles

Si, después de los estudios se determina que hay que intervenir la zona a través de esfuerzos de reforestación, entonces se emplean especies vegetales nativas, en principio que sean pioneras para promover la sucesión natural del bosque, ya que estas plantas favorecen el crecimiento de otras.

Asimismo, la diversidad de especies es clave para una serie de propósitos. Por ejemplo: propiciar floraciones y disponibilidad de frutos a lo largo del año para insectos, murciélagos y aves. Con ello, se está cuidando a los polinizadores y dispersores para que cumplan su objetivo de llevar polen y semillas a otras áreas y así facilitar la restauración natural de los bosques.

El otro propósito es frenar la escorrentía (arrastre de sedimentos) en la época lluviosa, gracias a que determinado tipo de vegetación ayuda a “amarrar” el suelo y, de esta manera, se mitigan las inundaciones en la ciudad. Con el mismo objetivo en mente es que los caminos peatonales se construyen sobre pilotes, esto evita la impermeabilización del suelo y, de esta manera, este puede absorber el agua de lluvia para luego irla liberando al río.

Igualmente, la idea de los caminos peatonales no es solo que sirvan para el tránsito de personas, sino también de animales. Para esto también es que sirve la construcción sobre pilotes.

A futuro, según Víquez, la idea es medir los niveles de ruido dentro de los estudios técnicos con el objetivo que los datos sirvan a la hora de concebir el diseño. De hecho, uno de los servicios ambientales que brinda la vegetación es mitigar la “bulla” que yace en las ciudades.

Los impulsores del proyecto enfatizan que todas las acciones acatan las disposiciones del Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac).

“Es importante aclarar que Rutas Naturbanas no pretende crear un gran parque lineal que corra paralelo al río. Realmente lo que se busca es la conectividad a través de una serie de rutas que vengan a entretejer comunidades con espacios naturales. La ruta no es únicamente al lado del río sino que pasa por comunidades para conectarse con otros espacios públicos y zonas verdes que no necesariamente están en la margen”, manifestó Briceño.

Esto también viene a restarle presión al ecosistema ribereño. “No podemos olvidar que estos espacios son corredores biológicos y, por tanto, no podemos obviar que tienen una capacidad de carga. Hay que tener ese cuidado y respeto”, destacó el director de Río Urbano.

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