Foto: Huerta en casa Uruguay
  • El terreno debe estar libre de maleza y de químicos que puedan afectar el crecimiento natural de los alimentos
  • Si deseas trasplantar espera que la planta mida entre 8 y 10 centímetros. Escoge la más fuerte para cambiarla de lugar, e incluso para cosecharla

Redacción – Comer sano y cultivar sus propios alimentos es la meta de muchos de los que buscan tener una vida saludable.

Lograrlo no es una tarea difícil, pero si requiere de dedicación para tener una buena cosecha en casa.

Los expertos aseguran que no hace falta un gran espacio, e incluso en un pedazo muy pequeño de tierra se puede tener una huerta orgánico; es decir libre de químicos y fertilizantes.

Eso sí, antes de empezar, ten en cuenta algunos detalles como lo que deseas plantar. Por ejemplo, cebollas, tomates, culantro, apio, albahaca, tomillo, romero, e incluso, repollo, lechuga o puerro.

Asimismo, hay que pensar en los productos naturales que utilizarás para favorecer el crecimiento de las plantas como un fertilizante elaborado con estiércol para proporcionar a la tierra todos los nutrientes necesarios.

Alimento orgánico

El abono puede ser incluso preparado en casa con restos orgánicos como las cáscaras de huevo, de papas o de frutas. Tan solo hay que echarlos en la tierra y regar con frecuencia para lograr humedad.

Para facilitar la tarea, Grace Vargas, del vivero Lo Nuestro, en Santo Domingo de Heredia brinda algunos aspectos que serán de gran utilidad para los que desean cultivar sus alimentos en el hogar.

  • Define el lugar donde estará la huerta orgánica. El espacio no debe estar rodeado de otras plantas que hayan sido tratadas con productos químicos. Además, de contar con un poco de sombra para que los rayos del sol no lleguen en forma directa.
  • Prepara la tierra unos 15 días antes de sembrar. Se aconseja mezclarla con cal para repeler, por ejemplo, orugas o babosas. Además, de mejorar la estructura del suelo. En ese tiempo, debe recibir sol y regarse como si tuviera semillas sembradas para que se vaya purificando.
  • Cuando llega el momento de sembrar hay dos opciones: en almácigos o directamente sobre la tierra. La primera opción no requiere de gran inversión, por ejemplo, se puede utilizar la caja de los huevos de cartón o un envase de plástico para poder hacerle orificios por debajo y así dejar escurrir el exceso de agua.
  • Un día antes de sembrar riega la tierra, preferiblemente de noche. Intenta no caminar por donde tenés pensado hacer la huerta, ya que podés contaminar el lugar.
  • Retira cualquier elemento que pueda dificultar la siembra, entre ellos raíces gruesas, piedras grandes o basura que pueda estar enterrada. Remueve para que este suficientemente suave para trabajarla.
  • Una vez limpio el espacio extiende una capa de abono orgánico de entre cinco a ocho centímetros, de manera uniforme. Es importante tener presente que entre más abono orgánico mejor será el resultado.
  • En un pequeño orificio coloca una cierta cantidad de semillas no muy profundas. Luego tapa con tierra. Finaliza con una capa de fertilizante para ayudar en el proceso de crecimiento.
  • Riega la huerta con frecuencia, sin caer en exceso. Vargas señala que la tierra con semilla debe mantenerse húmeda. Conforme va creciendo se riega cada dos días dependiendo del tipo de planta. Por ejemplo, el tomate requiere poca agua caso contrario a lo que sucede con la lechuga, la mostaza o el apio.