Foto: OIJ

Minor Araya Salguero

Criminólogo – Exjefe OIJ – Especialista SWAT


Nuestro reconocimiento y agradecimiento a la Sección de Crimen Organizado del OIJ ¿Porqué? Por desmembrar las operaciones oscuras de otro de muchos indeseables narcotraficantes: Pioja, el indeseable.

Pero, ¿Acaso no es ese el trabajo por el cual les pagan?, se cuestionan algunos. Sí, así es; no obstante, aquello es un trabajo per sé, plagado de múltiples obstáculos y sobre todo, graves peligros actuales y futuros.

Ciertamente, en nuestro país -uno aún en vías de desarrollo- en las operaciones policiales contra el crimen organizado, el agente debe enfrentar más y mayores retos a efecto de cumplir con su deber.

Sobre mucho podemos tratar acerca de esta, muy peculiar, lucha contra el narcotráfico en Costa Rica, una que -desde mi perspectiva- urge, desde hace muchos años, de una profunda revisión de los Procedimientos de Operación Normales (PON) utilizados por nuestras fuerzas policiales.

PON arcaicos; Metodología Procesal Penal de la era de piedra en donde, el agente de investigación, simple e innecesariamente, se desgasta por tratar de recolectar prueba cayendo prácticamente en redundancia técnica. Hechos criminales sobre los cuales, ya la duda razonable incluso, pasa a ser inexistente y, aún así, por una especie de ignorante desconfianza, se reinicia ese arduo y ya superado proceso de búsqueda y captación de Indicios. ¡Absurdo!

Ese asqueroso método procesal, curtido en el tiempo, sin mayor esfuerzo y, a la libre, históricamente ha hecho que, hasta de dinero propio del bolsillo del agente de investigación, no solo se pague el gran favor del atrevido y tal vez, ingenuo informante colaborador, además, se ponga a disposición aquello tan valioso que el juez previamente marca (identifica), para luego recuperar con extremadas ansias en la guarida del muy temido ¿o escurridizo..? lobo.

Han existido casos, en los cuales ese famoso «billete u otro, marcado» el día del operativo, resulta ser imposible de localizar y por ende, recuperar en el búnker; no obstante, las previas, magníficas y, hasta muy aplaudidas ocho y hasta más «pre compras» realizadas con éxito al maleante. A pesar del hallazgo de droga prohibida en esa cueva del demonio, si no hay «cosa marcada» no hay caso, «todo se cae» ¡Muy feo..!

¡Todo se cayó! Es la exclamación mental del agente judicial, el preludio de su gran frustración. Semanas y hasta meses perdidos de impecable trabajo investigativo, a la basura. Todo, debido a lineamientos procesales esqueléticos por ayunos, de toda objetividad en materia policial.

En 1998, presencié -siendo alumno de la escuela SWAT del Departamento de Policía de la Ciudad de Miami– como el Departamento de Narcóticos de la Ciudad de Miami, finiquita sus investigaciones sobre tráfico local de drogas…

¡Fulminante! sus objetivos policiales eran claros, previa recolección de prueba: Localizar y detener al sospechoso de narcotráfico y sus cómplices, así como todo aquello que, como prueba adicional, se relacione y coadyuve con el entorno del caso. La detención, no se sujeta a la redundancia probatoria o, a la suerte del antisocial; él, al haber vendido droga una sola vez, trazó su encerrado futuro en prisión.

Ahí, en Miami, la investidura del agente de investigación de narcóticos, sí que tiene peso y respeto en la Corte. Y  es que ese peso y respeto, se ven reflejados desde los procedimientos policiales, pulidamente establecidos. Desde esa misma gran institución se pelea e impulsa el debido procedimiento; uno que no fomenta la pérdida de recursos y la odiosa impunidad.

Allá, si bien no todo es color de rosa, el agente, para cazar a un indeseable narcotraficante y, a Derecho, sacarlo de las calles, no necesita más que probar la venta de estupefacientes sin malgastar tanto tiempo, dinero y demás recursos, en un proceso que por su naturaleza, debe ser claro pero sobre todo, policialmente objetivo y así, equilibrado y justo.

Visto lo anterior, ese abismal esfuerzo del agente judicial, se califica como tal, también, gracias a otros factores; obstáculos que, para cumplir correctamente con su deber, obligadamente debe sortear y así, beneficiar a toda una buena nación. ¡echemos sólo un vistazo!

Los que logramos ver con «mirilla algo fina» el pasado 19 de julio, uno de los varios allanamientos,  por muchos segundos y hasta minutos, se nos paró el pelo. Los investigadores judiciales, no lograron vencer con su gran esfuerzo y herramientas, las defensas de una puerta y con esto, el acceso al edificio es denegado a todo el personal. ¿Y, qué con esto..? – se preguntarán algunos «overthinkers».


 Solo Dios sabe, lo que uno como parte de una estaca, siente al ver que el punto de entrada, no se vence. La desesperación, engrosa el temor y un segundo, te parece una hora…


 A esos incansables del pensamiento les digo: El allanamiento, con el uso de fuerza sobre las cosas y violencia sobre las personas, resulta ser una de las tareas más riesgosas del proceso de investigación; el agente puede fácilmente morir durante el proceso.

En Costa Rica, tanto como fuera de sus fronteras, las instituciones policiales han lamentado terribles pérdidas relacionadas con ingresos judiciales violentos.

La más reciente – de mi conocimiento – tiene lugar en los EE.UU, la Oficina del Comisario del Condado de Floyd (Floyd County Sheriff), Kentucky, durante un proceso de allanamiento relacionado con Violencia Doméstica (fenómeno altamente subestimado, por las autoridades policiales costarricenses), pierde, no solo a tres de sus oficiales hombres, también a un oficial canino (un hermano – desde mi perspectiva – de cuatro patas y de extrema valentía).


«Tres agentes de la ley murieron y cinco resultaron heridos en el este de Kentucky cuando un hombre con un rifle abrió fuego contra la policía que intentaba cumplir una orden judicial, dijeron las autoridades.» – Associated Press (Julio 1, 2022).


John Hunt, el comisario, ante las recurrentes preguntas, simplemente dijo: “They had no chance,” es decir, «Ellos no tuvieron oportunidad». Ya luego luego – como dicen nuestros amigos mexicanos – hablaremos más sobre esta tragedia.

A decir verdad, por experiencia lo afirmo: durante un proceso de allanamiento, en cualquier momento, el infierno se desata.

Al punto, en ese allanamiento bajo mi cuestión, observé una demostración de valentía y determinación por los agentes, encomiable, muy digna de exaltar. Así mismo, para mí pesar, se determina también, una falta de equipo material, de conocimiento y por supuesto, de improvisación en el terreno.

Como al fuerte y determinado equipo de brecha, le es, por golpe de ariete, imposible vencer las defensas de la puerta de la casa, a alguien se le ocurre la maravillosa idea de intentar el ingreso por la amplia ventana. No es una mala idea, claro que no, en el tanto, el personal hubiera estado equipado y preparado física y mentalmente, para hacer tan arriesgada maniobra táctica.

Me cuesta decirlo pero, había que hacerlo; el de la idea, no estaba necesariamente equivocado. Los que digan lo contrario, si lo están. Las opciones tácticas, se vieron reducidas gracias a una planificación escasa de argumentos.

A los accesos normales de un edificio, tácticamente se les conoce como Túnel de Muerte o Túnel Fatal. ¡Las ventanas, son túneles de muerte al cubo! Es decir, son extremadamente peligrosas y demandan para su ingreso, alta preparación por el Equipo de Búsqueda y Registro. La improvisación, bajo el escenario incorrecto, no deseado, fácilmente atrae lesiones graves y, hasta la muerte de propios y extraños.

Fue un altísimo riesgo, al que se sometieron estos agentes judiciales, altísimo. No obstante, al parecer ¡Todo salió! Y yo brinco de la alegría.

Por lo dicho, no se sientan incómodos (respetables agentes de investigación) que hace unos 10 años a 12 años, pude observar a un jefe de una Unidad Táctica Policial (sí, de nuestro país) improvisando mal al tratar de ingresar por las ventanas de una casa, en asistencia al OIJ de Cartago. A pesar de la «cortada en mano» ¡Todo salió!

Por gracia o desgracia, no puedo por razones de seguridad, ahondar en detalles técnicos; razonamiento que pueda ser aprovechado por el vago criminal. Me veo imposibilitado en describir el procedimiento correcto ¡Lástima, ya que es un tema precioso..!

Vencer ventanas durante el allanamiento, es definitivamente exigente y exitante. Lo único que esperas, es el golpe que puede dar el arma del que ya, puede perfectamente, considerarse tu enemigo a muerte.

Si, con todo, les digo  hermanos de mi policía, el OIJ: La Dominación de Edificios es una materia muy especial por delicada y peligrosa, una que requiere de alto conocimiento, equipamiento y motivación. ¡No vuelvan a repetir lo que el pasado 19, hicieron, les salió muy barato..!

Pregunten, háganlo, no teman hacerlo por favor que, es muy fácil llamar al diablo pero otra cosa es, hablar con él. Ustedes tienen compañeros muy especializados en la materia y por último, tipos como yo, que mucho les aprecia, nunca duden en preguntar, por favor y aprendan de sus errores.

A la Dirección General del OIJ, gracias por impulsar esa necesaria lucha contra el crimen organizado y, un vehemente llamado a la revisión del procedimiento bajo cuestión. No debemos colocar bajo riesgo innecesario a nuestro valioso por valiente y dispuesto personal de investigación.

Cuando se allana una estructura, el personal de operaciones debe, necesariamente, estar debidamente entrenado, equipado y motivado, para cumplir con semejante exigencia estratégica.

Un artículo de opinión, dedicado al primer Instructor policial del cual, escuché por primera vez en clase, la palabra allanamiento, al enseñar sobre este. Me refiero al Lic. José María Machado Ramírez (qdDg); Instructor de la Unidad de Capacitación del OIJ.

¡Sobrevivan y vuelvan a sus casas, con sus leales familias!