Marcelo Castro recibió premio por trayectoria de 30 años en Teletica en 2017 (Foto: Johnny López).
  • Castro habló con AM Prensa sobre el periodismo y algunos aspectos de su vida privada

Redacción-  Subimos las escaleras rumbo a su oficina, yo un tanto expectante de conocer a esa persona a quien no había pasado de ver en televisión en la edición meridiana de Telenoticias, él, sumergido e ido en su celular, da pasos interrumpidos tras cada tecleo apresurado.

Marcelo Castro tiene más de tres décadas de laborar en medios de comunicación. La experiencia y años trabajados le valieron recibir el Premio Nacional de Periodismo, Pío Víquez en 2014, el galardón más importante que puede recibir un periodista costarricense. Aunque Castro inició como redactor en el departamento de prensa de la Asamblea Legislativa, su carrera ha girado entorno a la radio y la televisión, ha trabajado la mayor parte de su vida para Televisora de Costa Rica.

– ¿Cómo recuerda esa primera experiencia ejerciendo el periodismo?

-Yo comencé en agosto de 1981 en Monumental y luego a partir del 12 de setiembre de ese año me contrataron como reportero de planta. Recuerdo haberme sentado en un escritorio y me dijeron “aquí está un teléfono para que haga llamadas, consulte a las fuentes y aquí está una máquina de escribir” que en ese momento era mecánica. Uno siente nervios, miedo; yo era muy tímido, siempre he sido una persona tímida pero en ese tiempo era mucho más. Uno se siente hasta cohibido al ver a periodistas de mucha experiencia en una sala de redacción.

– Era muy joven cuando comenzó a trabajar como periodista, aún era estudiante…

-Sí era muy fuerte; yo tenía que levantarme como a las 3 porque venía de Heredia y entraba a las 4 de la mañana a la radio. La cosa era terrible, cuando me daba cuenta estaba dormido a las ocho de la noche en clases. Tengo una anécdota, una profesora me veía muchas veces así dormido y me decía “váyase para la casa usted está cansado”. Combinar estudio y trabajo era terrible. Yo combiné trabajo y estudio desde 1980 cuando trabajaba en la Asamblea, me cuenta, mientras observa ceñido su celular que no ha parado de vibrar desde el inicio de la entrevista.

– En el periodismo a veces uno no concuerda con ciertos criterios, con compañeros o incluso  con los jefes, me imagino que usted ha vivido momentos así en su carrera…

-A mi me ha tocado mucho ese papel pero como jefe. Uno muchas veces no está de acuerdo con lo que propone un jefe o un periodista. En lo particular he buscado el arreglo mediante el diálogo para llegar a un acuerdo. A mi la vida me ha enfrentado más al reto de ser jefe. Cuando yo empecé en el 1985 en canal 7 era redactor pero ya en el 1987 era jefe y lo he sido desde entonces. Es un trabajo bastante complicado y hasta ingrato yo diría. Uno tiene sobre sus espaldas mucho de la responsabilidad de todo el contenido, lo que un periodista diga o ponga a final de cuentas es responsabilidad del jefe de información, pues soy yo el que hago que ese producto salga al aire. Uno es como el pararrayos. Son muchas decisiones y muchas a la “ya”.

-Hay que seguir órdenes, pero también en el periodismo hay intereses, presiones políticas…

-¡Claro! Me dice mirándome de frente, ha levantado la vista y dejado su móvil de lado por un momento. Han habido muchas situaciones “delicadillas” con los políticos. A mi en lo particular siento que en los últimos años he tenido la suerte de que me respetan mucho, tal vez por los años trabajados. No he enfrentado problemas de ese tipo porque generalmente llaman al director, pero sí en tiempos anteriores vi situaciones así. En una ocasión de una oficina de prensa de Casa Presidencial nos dijeron que no querían que una periodista los cubriera “porque esa periodista sólo saca cosas malas de nosotros”, me dijeron; esa misma persona me llama y me dice que no quiere que esa periodista cubra el viaje del presidente que quiere que sea yo. Entonces yo dije “no” si no va esa periodista no va nadie y así se hizo; la dirección me respaldó.

Castro tiene más de 30 años de ser jefe de información de Telenoticias. Empezó a ejercer el periodismo con su libreta en mano, lápicero y máquina de escribir. Pero las circunstancias han cambiado, su celular y computador son ahora sus fieles compañeros en cada aventura periodística. Castro ha sido testigo de la transformación que ha sufrido la radio y televisión y con ésta, el ejercicio periodístico.

-Usted ha vivido los cambios sufridos por el periodismo tras la llegada de la era digital ¿En algún momento se sintió rezagado? ¿Cómo fue esa experiencia?

-Claro uno se siente a veces rezagado. En estos momentos no me siento como un desconocedor o inútil pero sé que para los jóvenes es más fácil asimilar todo más rápido. Para nosotros los que comenzamos con una máquina de escribir ha sido más difícil. Pero yo en particular me he abierto a aprender. A veces hay periodistas que se resisten al cambio.

-¿Qué fue lo que más le costó?

-Bueno si usted me pone a hacer un documento en Excel no he aprendido a hacerlo, me dice entre risas mientras juguetea con su lápicero, ha dejado de lado, por el momento, su celular que sigue vibrando como si recibiera cientos de mensajes al mismo tiempo. “O hacer presentaciones de PowerPoint”, continúa, pero por dicha eso lo he ido mejorando; de hecho, ha sido muy bonito ver esos cambios. De pronto mira a la puerta expectante, le digo que si gusta le pongo pausa a la grabación para que atienda a quien parece ser un periodista, asiente e inmediatamente le da instrucciones.

-Si usted hubiera empezado a ejercer el periodismo en esta época ¿Cuáles cree que habrían sido los principales retos que habría enfrentado?

-Es algo un poquito complicado, el periodista actual se ve obligado a aprender sobre nuevas tecnologías y el uso de redes, se ve más retado en ese sentido, pero siento que se descuida un poco la parte de formación en general que debe tener un periodista en temas de política, historia, gobierno, economía y siento que en mis tiempos se nos preparaba más en ese sentido, de hecho, los profesores nos hacían quices diarios de lo que se publicaba en los medios.

-¿Por qué cree que se ha perdido eso?

Es complicado decirlo porque a mi no me gusta señalar cosas o culpables o criticar. Yo pienso que todo es por algo pero probablemente las universidades se han preocupado más por la parte tecnológica.

-Usted ha dicho muchas veces que un evento trascendental en su vida fue el haber declarado públicamente su homosexualidad, a uno le parece que la gente oye hablar de usted y lo relaciona directamente con el “periodista gay” y presentador de Telenoticias…

-Si claro así es, responde con gran seguridad. Castro reveló su homosexualidad hace un tiempo atrás, en 1996. Todo sucedió una noche de sábado en un bar gay cuando por motivo de una redada, las cámaras de televisora de Costa Rica y las de otros medios, lograron captarlo. De inmediato, la noticia corrió por todos los medios de comunicación del país. Esa había sido la primera vez que se atrevía a salir con sus amigos a un lugar de estos.

-Pero, prosigo, le parece a uno que su labor periodística se queda un tanto aparte y se destaca más la figura del periodista gay ¿Cree que las personas no han valorado su trabajo o trayectoria en la comunicación?

-Eso es interesante. Yo no puedo desconocer que el hecho de que yo públicamente en algún momento reconociera mi orientación sexual, haya marcado mi vida para siempre y la gente cuando habla de mí probablemente dirá eso “el periodista gay”, pero en general no. Yo estoy muy agradecido con el periodismo y el hecho de haber estado en canal 7 porque gracias a Dios yo no tengo grandes problemas y mi vida transcurre de la forma más normal posible y lo que más agradezco de la vida es que la gente a mi me respeta, personas de nuevas generaciones que vienen y me respetan. He sentido que mi trayectoria como periodista me la han respetado y a veces siento, incluso, que no merezco tanto, como los halagos de la gente y ese tipo de cosas.

-Usted ha dicho que el periodismo no es fama pero de cierta manera usted se ha convertido en una figura pública reconocida por la gente..

-Es que el tema está en el manejo porque puede que no haya mucha diferencia entre un periodista que presenta noticias en televisión a una muchacha que salga ahí en un programa de concursos o espectáculos. Lo que pasa es que todo eso depende de cómo lo maneje uno. Hay que tener madurez y estar centrado para que esas cosas no sé le vayan a la cabeza. No pensar que “soy tan famoso como para que se me vaya a la cabeza”, hay que tener mucho cuidado.

-¿Ha sentido en algún momento que se la ido a la cabeza?

-Hay circunstancias en las que uno se siente agobiado en las que uno va en la calle y la gente lo acosa y uno a veces tiende a enojarse o incomodarse. En ocasiones la gente quiere entrar en un estado de confianza con uno y darle bromas en momentos en los que uno puede no sentirse bien. Uno tiene que manejar esto.

-La gente desconoce al Marcelo detrás de la pantalla, su diario vivir…Cómo es su vida…

-Sí bueno en lo laboral siempre son días ajetreados entro a las 5:30 de la mañana y normalmente salgo a las 2 de la tarde. Desde que llego estoy viendo la agenda, que conferencias hay, que temas hay, que convocatorias, que publicaron los periódicos, que va a cubrir cada periodista, coordino quien va a salir, quienes se quedan en redacción, reuniones, guiones, todo eso. Luego de eso procuro entrar en la calma, voy al gimnasio luego de salir del canal y me voy a mi casa a descansar, pongo música sino es que me quedo dormido. La cabeza está en movimiento constante y no puedo evitar la trampa de ver que hay en las noticias que están publicando los medios, aunque hago el esfuerzo por aislarme un poco para poder relajarme, me dice, mientras mira de reojo mi libreta con expectativa y algo de ansiedad, como si buscara saber cuántas preguntas me quedan por hacerle.

-Usted ganó el premio Pío Víquez en 2014 y ha dicho que no sabe si fue merecido o no, pero entonces si no es por ello ¿Por qué fue?

-Pienso que por la constancia en el trabajo y la entrega en lo que hago. Creo que uno tiene que tener algo siempre en la vida y es la honestidad. Ser honesto con uno mismo y los demás. Yo puedo levantar la cabeza y decir que he sido honesto en esto. Me pueden decir que no he sido bueno en redactar o en esto y en lo otro pero yo he sido honesto con mi vida, con la empresa en la que trabajo, conmigo mismo. Entonces viera que esas cosas le dan a uno compensaciones muy lindas, uno se gana la confianza de los jefes. En la vida uno se gana todo el respeto y confianza. He sido entregado con mi trabajo. La Biblia lo dice “por sus frutos los conoceréis”…

Terminamos la entrevista y vuelve a su mano derecha, su celular, vuelve a teclear, vuelve a sumergirse en su móvil mientras me cuenta sobre sus futuros proyectos, le interesaría ayudar a las personas a vivir mejor, a mejorar su espiritualidad. Me encamina hacia la salida de su oficina. Me despido y él se despide de vuelta. Bajo las escaleras y le vuelvo a ver dirigiéndose a su oficina concentrado en su móvil. Es un hombre muy ocupado, lo sé, pero me ha dado la oportunidad de robarle, aunque sea, una hora de su limitado tiempo.