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Más de 700 muertos, casos de cólera y malaria: Esto ha dejado el paso del ciclón en Mozambique

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Mujer limpia sus pertenencias en barro. (AFP).
  • El país trata de recuperarse tras el impacto de la tormenta

Redacción- Alrededor de 750 muertos, casos de cólera e infecciones de malaria y pérdidas materiales totales, esto es lo que ha dejado el paso del ciclón Idai en Beira, ciudad portuaria en la costa de Mozambique.

La tormenta en categoría dos tocó tierra poco después de la medianoche del 15 de marzo. Con vientos de hasta 175 km/h que trajeron enormes lluvias, dejando aldeas sumergidas mientras avanzaba hacia Zimbabwe y Malawi, así fue la llegada del ciclón.

Más de medio millón de habitantes se han visto afectados y 110.000 están seguros en campamentos. Las autoridades han reportado casos de cólera en Beira y hay un número en constante crecimiento de infecciones de malaria entre los atrapados por las inundaciones, según informó la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja.

Ante la emergencia por casos de cólera, el Gobierno está estableciendo centros de tratamiento en las áreas afectadas.

El paso del ciclón fue catalogado por el alto comisionado para Mozambique en el Reino Unido, Filipe Chidumo, como “una gran tragedia de proporciones bíblicas”.

Chidumo señaló que ya se está trabajando en la restauración de la electricidad, el agua y las instalaciones de saneamiento serían necesarias para prevenir la propagación de enfermedades transmitidas por el agua.

Un hombre de 83 años vecino de Chimanimani quedó enterrado vivo cuando pasó el ciclón. Su esposa relató los momentos de pánico vividos tras la emergencia.

«Estábamos durmiendo en la casa, alrededor de las 10 de la noche, y estaba lloviendo. Seguía lloviendo cuando las rocas que se deslizaban desde la colina comenzaron a golpear nuestra casa», dijo una mujer de 59 años.

«Las piedras con las que construimos nuestra casa cayeron sobre nosotros, y luego grité: ‘¡Ay, me estoy muriendo!’ El suelo llenó mi boca, nariz y orejas. El agua llenó la casa casi hasta mi cuello … Empecé a sacudir el cuerpo de mi esposo en vano. Ya estaba muerto», contó.


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