Redacción- El Museo de Guanacaste tendrá abierta hasta el próximo mes de mayo la exposición “Vida y Muerte en el Valle del Jícaro, Bahía Culebra”, así lo confirmaron la dirección del Museo y Península Papagayo, patrocinador de la exposición temporal.

La muestra se originó producto de la política de gestión arqueológica impulsada por Península Papagayo con el fin de preservar la herencia histórica del lugar.

En el espacio se pueden encontrar vasijas, osamentas, joyería en conchas, perlas, cuentas de oro en collares y herramientas, entre otros. Además, los espacios de murales detallan la historia de los pobladores en Valle del Jícaro ubicado en Bahía Culebra, Península Papagayo.

“La conservación arqueológica, tanto por las condiciones de preservación propias del sitio, como por las medidas implementadas durante los trabajos de excavación y en el laboratorio, permiten apreciar en buen estado, restos orgánicos, como huesos humanos y de fauna, conchas, cerámicas y piedra. La labor de conservación es destacada, pues sin el cuidado de parte del equipo que laboró años atrás, no sería posible observar hoy esta muestra” aseguró Anayensy Herrera, miembro de la Junta Directiva del Museo de Guanacaste.

Península Papagayo, aseguró que el apoyo a la exposición va más allá de lo actual, todas las piezas que forman parte de la colección fueron entregadas al Museo Nacional luego de finalizar las investigaciones impulsadas por Península Papagayo.

Desde el inicio de las primeras construcciones el desarrollador ha sido cuidadoso en la conservación de vestigios arqueológicos, esto ha permitido que hoy el Museo Nacional de Costa Rica, cuente con una gran colección de vestigios arqueológicos excavados científicamente en la zona.

“La península merece ser reconocida por su riqueza histórica, esto lo han tenido claro los pobladores de la zona durante siglos, por eso el lugar que gestionamos hoy tiene sus bases en la comunidad del Valle del Jícaro, hay un legado histórico que nos honra preservar de la forma más cuidadosa posible” afirmó Manuel Ardón, Director de Operaciones de Península Papagayo.

Según los indicios que se pueden apreciar en la exposición, la población de este lugar se distinguió por ser una aldea donde llegaron individuos probablemente procedentes de México. Este proceso duró décadas, y no siempre fue pacífico, dados los lazos matrimoniales y de comercio, sino que pudo haber enfrentamientos, de ahí la presencia de cabezas trofeo que son cabezas cortadas a los enemigos. Esta la primera vez que la arqueología en Costa Rica documenta estos casos.

Otra de las curiosidades de la exposición es que muestra individuos con deformación craneal y limadura dental, una forma estética para destacar el estatus social y la identidad cultural de sus portadores.

El guion de la muestra se basa en las investigaciones realizadas, entre 2005 y 2008, por los arqueólogos Felipe Solís y Anayensy Herrera, las cuales fueron llevadas a cabo por  Península Papagayo con el objetivo de preservar la herencia histórica y conservar el conocimiento de los antiguos pobladores.