Redacción– Costa Rica logró durante el 2017 y el 2018 ser el destino de América Latina favorito de los estudiantes estadounidenses, de acuerdo con el Instituto de Educación Internacional de los Estados Unidos (Open Doors).

Lo que significó ser el noveno destino a nivel mundial, con cerca de 9 000 estudiantes que visitaron el país en ese período.

Esta realidad se vio gravemente impactada con la pandemia del COVID-19. Decenas de familias costarricenses esperaban en esta época recibir a miles de estudiantes de todas partes del mundo, para enseñar fuera del aula, tener contacto directo con la naturaleza, y compartir su cultura con los habitantes de las diversas comunidades.


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La cancelación de grupos que estaba confirmada hasta el mes de mayo es casi un 100% y para los meses siguientes todavía es incierto el panorama.

El impacto no solo es para los emprendimientos que reciben los grupos de turismo educativo, sino también en la cadena de suministros, que comparte el impacto negativo de esta crisis ya que no se compran productos alimenticios y tampoco se realizan contrataciones que antes surgían por las temporadas altas de visitación.

“La Fundación Neotrópica año con año ha trabajado la gestión de grupos internacionales y nacionales para hacer turismo educativo en zonas rurales y costeras, como es el caso de la Península de Osa.

Realmente nos preocupa el impacto que generarán estas cancelaciones al desarrollo de muchas comunidades que han visto en este tipo de turismo una ventana para divulgar aprendizaje de manera sostenible y atractiva”, comentó Bernardo Aguilar, Director Ejecutivo de la Fundación Neotrópica.