Redacción. Los límites no existen y doña María Rosaura Araya es un ejemplo de ello.  Con 70 años de edad, esta vecina de Paso Ancho obtuvo, esta semana, el título de bachiller en el colegio nocturno Ricardo Jiménez Oreamuno, de San José.

Con excelentes notas de graduación, esta madre y abuela se ganó la admiración de todos sus compañeros y profesores.

«Yo ya soy una anciana, pero mis compañeros siempre me apoyaron, nunca me discriminaron. Los jóvenes me inyectaron energía y los profesores llenaron mi mente de cosas nuevas», contó doña María Rosaura.

Como cualquier otro joven estudiante, esta valiente mujer enfrentó las temidas pruebas de bachillerato. Estudió en medio de sus obligaciones familiares y alcanzó el éxito.

Las notas que obtuvo a sus 70 años son excelente:

  • Redacción y Ortografía 100
  • Cívica 100
  • Estudios Sociales 98
  • Español 97
  • Matemática 87
  • Biología 85
  • Inglés 74

Toda su vida, esta mujer de retos quiso estudiar. Sin embargo, por cosas del destino no tuvo la oportunidad. Su hermano gemelo sí la tuvo en aquel entonces y ella estudia con él para aprender. «Leía todos sus libros y hasta las tareas le hacía», recordó doña María Rosaura.

El por qué decidió entrar al colegio a sus 65 años se dio casi por casualidad. Un día que pasó frente al Ministerio de Educación decidió entrar para solicitar su certificado de sexto grado de escuela porque lo había perdido.

«Cuando entré el guarda me preguntó que si lo necesitaba para trabajar o estudiar y le dije que para estudiar. Fue el primero en felicitarme… Luego me matriculé en el colegio y mis compañeras de 20 años se sorprendían de verme en las clases», relata la ejemplar mujer.

El inicio no fue nada sencillo. Doña María Rosaura tenía 52 años de haber salido de la escuela y ni siquiera sabía usar una calculadora. Enfrentarse a las matemáticas fue un verdadero reto. «Por dicha matemática al final no me costó», afirma.

En medio de la preparación de bachillerato, el último año fue el más difícil de todos. «De lunes a viernes entraba de 5 a 10 de la noche y los sábado de 6 a 10. Me iba y me venía caminando porque donde vivo es incómodo tomar bus. A veces alguno de mis hijos iba por mi, pero no siempre podían por sus obligaciones», explica doña Rosaura.

Este jueves, en medio de fuertes aplausos, esta mujer de 70 años recibió el ansiado título. El esfuerzo de cinco años era premiado a más no poder.

«Soy una mujer que ha tenido una vida trabajada y ya me cansaba mucho. Gracias a Dios y a mi familia que siempre me apoyaron. Me puse la meta y lo logré», puntualiza.

Sin duda, una historia de éxito, perseverancia y ejemplo.