Redacción- Un geriátrico de la ciudad de Tres Arroyos fue clausurado después de que una de las empleadas denunció que maltrataban a los abuelos y que el lugar estaba en condiciones deplorables.
Sin embargo, cuando la policía llegó al establecimiento se encontró con una situación aún más macabra: los ancianos comían su propio excremento.
«Estaban con piojos, sarna, lastimados, ulcerados, desnutridos y el lugar no tenía luz: el servicio eléctrico había sido cortado desde hace 8 o 9 días», aseguró la titular de la Comisaría de la Mujer y la Familia de Tres Arroyos, subcomisario Alejandra De Francesco, quien comandó el operativo que ayer llegó hasta la vivienda ubicada en Güemes al 1300.
Los procedimientos fueron ordenados por el fiscal de Tres Arroyos, Carlos Lemble, luego de una denuncia recibida por una de las propias empleadas en la Comisaría de la Mujer.
Los policías que realizaron el allanamiento, se toparon cara a cara con el horror: el patio estaba lleno de pañales usados, los abuelos tenían lesiones graves y fracturas, estaban desnutridos y uno de ellos tenía sarna y piojos.
La única comida que encontraron en la casa eran dos paquetes de salchichas vencidas en la heladera.
Además, de acuerdo al portal LU24, algunos de los mayores alojados comían su propio excremento.
Según consta en el expediente de la Justicia, los abuelos eran obligados a hacerlo. «No sé que hubiese pasado si demorábamos en llegar, es una tristeza enorme porque todos tenemos abuelos y uno no se acostumbra a ésto», expresó De Francesco.
De los seis ancianos, tres fueron llevados a sus familiares y los demás quedaron internados en el Hospital Municipal Pirovano.»La mayoría no tenía familiares, muchos nos dicen que los dejaban entrar hasta la puerta», señaló el subcomisario.