Fotografía tomada de Actualidad RT.

Redacción- En un nuevo informe de la organización Human Rights Watch, se presentan denuncias alarmantes de abusos sexuales generalizados presuntamente cometidos por funcionarios de Corea del Norte contra mujeres, actos con casi total impunidad.

El extenso informe de 98 páginas de Human Rights Watch (HRW), que se publicó este jueves y tardó más de dos años en compilarse, se basa en docenas de entrevistas con víctimas de abuso sexual que han huido de Corea del Norte.

Según el informe, se vive un mundo opresivo donde los funcionarios, desde agentes de policía y guardias de prisiones hasta supervisores de mercado, no enfrentan prácticamente ninguna consecuencia por el abuso rutinario hacia las mujeres.

«El contacto sexual no deseado y la violencia que es tan común en Corea del Norte ha llegado a ser aceptada como parte de la vida cotidiana», afirma el informe.

La violencia sexual en el país es «un secreto abierto, no abordado y ampliamente tolerado», dijo Kenneth Roth, director ejecutivo de Human Rights Watch.

Una de las sobrevivientes entrevistadas comentó que evitó denunciar su caso, pues «no confiaba en la policía y no creía que la policía estuviera dispuesta a tomar medidas», dice el informe.

«En los días que les pareció bien, los guardias del mercado o los agentes de la policía podían pedirme que los siguiera a una habitación vacía fuera del mercado, o a algún otro lugar que eligieran», citó el informe a una excomerciante, de unos 40 años, que huyó de Corea del Norte en 2014. Ella dice que había sido agredida sexualmente muchas veces.

«Nos consideran juguetes (sexuales). Estamos a merced de los hombres», dijo.

Heo Jong-hae, expolicía de Corea del Norte y víctima de abuso sexual, le dijo a CNN que el 90% de las mujeres que conocía habían sido agredidas sexualmente. Además, contó que una de sus amigas pensó en suicidarse después de ser agredida a los 17 años.

Según la expolicía, las mujeres buscan progresar en el ejército; sin embargo, deben «cumplir favores» para poder ser admitidas dentro de la agrupación. Asimismo, señaló que aunque muchos de los casos son denunciados, existe una fuerte presión para las autoridades que los investigan, de abandonarlos.

«Cuando el agresor es un funcionario, incluso si el caso llega a la policía, será ignorado», dijo