• Contreras ha demostrado que la camiseta de La Sele le queda perfecta

Redacción – A sus 22 años, Anthony Contreras se ha convertido en ídolo de los habitantes de Pavas, lugar donde creció y donde muchos lo ven como un ejemplo a seguir y para el repechaje ante Nueva Zelanda, el atacante llena de ilusión a muchos ticos.

Fiel a su humildad y principios, Contreras pasó en cuestión de meses de ser un completo desconocido a estar en la lista de 23 seleccionados en la repesca, que buscarán sellar el último boleto disponible para la Copa del Mundo.

Contreras se ha ganado el cariño de muchos costarricenses, que lo elogian por su notable esfuerzo y garra cada vez que se enfunda la camiseta de la Tricolor, donde en la eliminatoria registró dos goles en cuatro juegos de la Octagonal de Concacaf.

Un golazo de chilena ante El Salvador y una certera anotación ante Estados Unidos en el cierra de la eliminatoria valieron a Contreras para enamorar a toda Costa Rica y por eso a cada estadio que iba con Guanacasteca siempre fue elogiado y aplaudido por los ticos.

Ha sido tan buena la labor del jugador ficha del Herediano, que le ganó el pulso a delanteros como José Guillermo Ortiz, Jonathan Moya y Felicio Brown, que vieron como el ariete no ocupó de muchos duelos para demostrar que la camiseta patria le queda perfecta.

Pero no solo eso, el número 7 de La Sele también se ha convertido en uno de los consentidos de los residentes de Pavas, un distrito de San José urbano marginal en gran parte de su territorio, que vio crecer a este atacante forjado con una pelota al lado.

Ese estilo picante y ganas por hacerle daño al equipo rival, Anthony parte como uno de los favoritos para marcar el gol que le de la clasificación a Costa Rica ante Nueva Zelanda, que ve el duelo como una auténtica batalla.


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Anthony tendrá una motivación extra en este duelo ante los neozelandeses, ya que una agencia de viajes le regaló a su padre del mismo nombre el viaje hasta Catar, por lo que el atacante contará con una de sus grandes motivaciones alentándolo.

Además, junto a su padre también viajó su hermano mayor Rubén y hasta el pastor de la iglesia donde asiste regularmente el delantero que llena de orgullo a su familia.